Ariel Greco - DPA
Los nombres de Rafael Nadal y Roger Federer se llevan todos los focos de atención, pero como pocas veces en los últimos tiempos un Grand Slam muestra un abanico de favoritos tan amplio como el Abierto de Estados Unidos. Como si con sus figuras no alcanzara para acaparar casi todas las miradas, el español y suizo, que se repartieron los otros tres títulos grandes del año, dirimirán mano a mano la carrera por el número uno, con una eventual semifinal decisiva en el horizonte. Sin embargo, las luces no deberían apuntar sólo sobre ellos.
Con Federer tocado en la espalda después de la final de Montreal, con Nadal no tan fino en la temporada de cemento y con las bajas impactantes de tres ex campeones como Andy Murray, Novak Djokovic y Stanislas Wawrinka, sumadas a las de Kei Nishikori y Milos Raonic, la ocasión aparece propicia para que los integrantes de la denominada “NextGen” den definitivamente el paso adelante.
Estrellas emergentes como el alemán Alexander Zverev, el austríaco Dominic Thiem o el australiano Nick Kyrgios parecen ser un verdadero peligro. Y también surge un espacio para jugadores de la camada intermedia, como los ex campeones Juan Martín Del Potro o Marin Cilic, el francés Jo-Wilfried Tsonga, el checo Tomas Berdych o el búlgaro Grigor Dimitrov, ganador la semana pasada de su primer Masters 1.000 en Cincinnati.
Según Nadal, que lo pongan a él a sus 31 años y a Federer a sus 36 como candidatos, ya no resulta sorpresivo. “En enero sí. Ahora, un poco menos. De todas formas, en términos de favoritos o no favoritos siempre es lo mismo. Siempre se habla de candidatos, pero el jugador que juega mejor, es el jugador que tiene mejores oportunidades”, señaló el campeón del US Open de 2010 y 2013.
Nadal y Federer debutarán mañana ante el serbio Dusan Lajovic y el local Frances Tiafoe, respectivamente. El panorama para la largada es claro. Ambos tenistas acaparan la atención, pero al menos una decena de potenciales candidatos acechan para aprovechar las oportunidades que brinda un US Open abierto como nunca.